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Siempre llego tarde

Novelas y Relatos de Carmen Fernández

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Novela No quiero Vivir sin Tí

NO PUEDO VIVIR SIN TI.

Cuando escribí la novela, «No quiero vivir sin ti», lo hice respondiendo a una realidad que acababa de vivir.

Nochebuena y Navidad siempre lo celebramos en casa, toda la familia, pero Nochevieja y Año Nuevo lo hacíamos en un restaurante junto al mar, del que éramos asiduos clientes.

Aquel año no iba a poder ser. Un matrimonio lo había contratado al completo para juntar  a toda su extensa familia. Era una contrariedad para nosotros; teníamos que cambiar nuestros planes.

Me enteré en la comida de Nuevo Año. Aquella familia que se disponía a disfrutar, de forma espléndida, la cena de Nochevieja, tuvo que hacer frente a un inmenso dolor. ! Uno de sus jóvenes miembros decidió suicidarse aquella misma noche! !!!Terrible!!!

Me impactó muchísimo, a pesar de no conocer a la familia. Mi único contacto era indirecto: el Restaurante. Aunque traté de saber algo de aquella persona que tomó tamaña decisión, no pude averiguar nada, pero no la podía quitar de mi cabeza. ¿Qué pasó por esa mente? ¿Qué problema insuperable le lleva a una persona a tomar una decisión de la que no hay retorno? ¿Un suicidio los resuelve? Por eso escribí NO QUIERO VIVIR SIN TI.

Sé que la mente puede jugarnos malas pasadas, que solo buscando ayuda de profesionales se puede solucionar, y a veces ni con la mejor ayuda.

Reflexión

¿Qué puede llevar a un joven muy enamorado de una hermosa muchacha, que es además correspondido con la misma fuerza, a abandonarla el mismo día que sus padres van a celebran el compromiso oficial con una espléndida fiesta?

¿Podría comprender alguien que un absurdo equívoco, digno del más vulgar y lacrimógeno serial, pueda llevar a la desesperación a una persona equilibrada, y con la vida “aparentemente” resuelta, hasta el punto de abandonar todo lo que ama y tratar de comenzar una nueva vida, lejos de todo lo que conoce y quiere?

A veces, los dramas más fuertes son el resultado de espejismos, que no han dejado de serlo porque la persona que los ha sufrido no se ha acercado lo suficiente al lugar donde nace o de donde parte la apariencia; o porque no ha tenido paciencia para comprobar si lo que cree ver es la auténtica realidad.

La historia que aquí se cuenta no debería haber tenido lugar, no existían motivos. Pero a veces… hay tantas historias sin sentido que no deberían haberse producido.

NO QUIERO VIVIR SIN TI.

NO PUEDO VIVIR SIN TI, y, NO QUIERO VIVIR SIN TI.

Dudé entre ambos títulos, pero me pareció que “no quiero” tenía más rotundidad. Porque Isabel no “quiere” vivir sin él, cree que no “podría” hacerlo y toma una determinación… que no tiene vuelta atrás

Pero la novela te obliga a reflexionar sobre tan errónea decisión.

No es una novela de amor, pero es el motor que la mueve

—Querer Poder.

No quiero vivir sin ti.

Querer – Poder

image001 Quiero – Puedo. – Querer y Poder.

– Querer es Poder. – Si quieres Puedes.

No quiero.     No puedo.

Quiero, indica deseo.     Puedo, indica capacidad. Como consecuencia:

“No Puedo”, es falta de capacidad, o actitud negativa frente a una posibilidad que requiere al menos un intento, un esfuerzo y un fracaso, o varios intentos con sus consecuentes fracasos.

Es factible creer que no puedes, pero cabe intentarlo. Es creíble que la frase “No Puedo”, sea consecuencia de fracasos tras los correspondientes intentos.

En cambio, “No quiero”, indica algo más determinante y que no precisa de comprobación, es innecesario realizar un esfuerzo. Es fulminante, en el acto, algo inmediato, interno y personal. Es algo volitivo y ajeno a tu capacidad.

Isabel no quiere vivir sin él.

Red Fort, Puerta de Lahore.

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«HOY A LAS CINCO EN RED FORT, PUERTA DE LAHORE»

Por la puerta ventana alguien había deslizado un papel escrito por ordenador con grandes letras Arial. Solo decía:

“Hoy a las cinco, en Red Fort, Puerta de Delhi.”

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Alguien había estado en su terraza mientras él salía de compras y no había encontrado dificultad para dejarle aquel aviso.

Con toda seguridad, la persona que lo había dejado, habría esperado a verlo salir para evitar ser sorprendido. O tal vez, conocía muy bien las costumbres de la casa. No disponía de tiempo para avisar a Bruno.

Por un momento, pretendio hacer caso omiso al mensaje. Pero había demasiado en juego.  ¿Qué le podía pasar que fuera peor de lo que le esperaba si no obedecía aquella orden? Porque de eso se trataba, de una orden: la primera.No podía evitarlo, acudiría a la zona vieja de Delhi. A las cinco en punto estaría frente a una de las dos puertas principales del Fuerte.

Era un lugar muy concurrido por los turistas, muchos de los cuales acudían en rickshaws, dadas las dificultades de circulación. Esta puerta estaba menos concurrida que la de Lahore, que se encontraba frente al famoso mercado Chandni Chowk, que había visitado con Vainavi. Era el lugar donde las bicicletas y los rickshaws se entremezclan con la gente que va al mercado y los turistas que escuchan a sus guías y hacen fotos mientras se mueven incesantemente, por lo que aún solía ser mayor la aglomeración.

Sin duda, quienes lo habían convocado querían pasar desapercibidos entre la gente, pero sin tener demasiados problemas para verle llegar al Fuerte Rojo.

El edificio estaba construido con piedra arenisca roja. Era un edificio espectacular; no solo por su color llamativo, sino también por sus formas y las extraordinarias dimensiones, cuyos muros se extienden a lo largo de más de seis kilómetros.

Cuando estaba llegando a la puerta donde se leía en hindi y debajo en inglés “Delhi Gate”, alguien se cruzó en su camino y le obligó a tropezar con él. Aún así, fue Rubén quien pidió excusas. El que había provocado el tropezón le respondió:

—Sígueme con disimulo.

Esquivando a las muchas personas llegadas desde cualquier parte del mundo, paraban frente al edificio para realizar las fotografías que más tarde darían fe de su viaje y de su recorrido por la India, Rubén caminó tras aquel hindú que ni una sola vez se volvió a mirar si él lo seguía. La imagen colorista que brindaba el lugar no le resultó tan atractiva como en otras ocasiones en las que había admirado la plasticidad de aquel espectáculo cromático que ofrecían los saris, conbinados con vestimentas de las más variadas formas y colores, y de fondo las rojas tonalidades del Fuerte Rojo

Tras un largo recorrido, durante el cual Rubén estuvo tentado de darse la vuelta varias veces, llegaron al río Yamuna. Un velero estaba a punto de zarpar con varías personas ya embarcadas y de un aspecto parecido a aquel que le había pedido que lo siguiera. El hindú subió a la embarcación y una vez en ella se dio la vuelta a tiempo de decirle “salta”, cuando acababan de soltar los amarres y el velero ya iniciaba su salida. Rubén no lo pensó y saltó con agilidad. El hindú lo sujeto por el brazo, empujándolo con energía hacia el centro del velero.

Dashashwamedh

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»En cuanto a mis hermanos, han seguido distintas sendas. El santón que he saludado es el mayor de mis hermanos. Él escogió el celibato y toda su vida la ha dedicado al estudio y la enseñanza. Los dos más pequeños continúan en Inglaterra, como auténticos gentleman. En cuanto al que va después de mí, sabemos que es un fanático de nuestra religión. Ha elegido para defenderla otro camino nada pacífico. Ninguno de los  hermanos estamos de acuerdo con sus métodos. En cambio, él sí está de acuerdo con nuestras vidas, pero cree que si no fuera por su lucha para mantener viva nuestra religión tal como  se refleja en los vedas, ni nosotros, ni mucho menos los que vienen detrás, podríamos cumplir con nuestras obligaciones. Cree que la modernidad está ahogando nuestras costumbres ancestrales y él participa de la lucha activa. No hemos podido convencerle de que deje esa lucha y se vuelve muy violento cuando intentamos convencerlo.

Rubén quedó un rato pensativo. Tal vez tuvieran razón en luchar por defender sus costumbres, pero el fanatismo unido a la lucha por la defensa de cualquier causa suele ser una mala combinación.

El asceta quiso saber algo de la vida de su interlocutor. A preguntas del hindú, Rubén también le contó una versión muy abreviada de dónde procedía y el motivo de su estancia en Benarés; se encontraba tan a gusto que no hubiera dado fin a la conversación en toda la noche, pero fue su acompañante quien se despidió tras darle las gracias por aquella inesperada velada con “banquete” incluido y haciéndole una recomendación: que se levantase antes de salir el sol y bajase al Río Ganges unos Ghats más adelante:

—Pregunta por el Dashashwamedh. ¿Lo recordarás? Si te guías por el flujo de gente, seguramente acertarás sin preguntar. Toma uno de los barquitos que salen al amanecer y contemplarás algo cuya imagen te acompañará el resto de tu vida. Ya sé que te va a faltar tiempo para todo lo que pretendes hacer, pero merece la pena, créeme. Si me necesitas, no dudes en buscarme por este lugar, es mi Gath —dijo sonriendo a modo de resignación indolora.

Rubén sintió el impulso de darle un abrazo y el ex leproso harapiento lo aceptó sin ninguna oposición.

India

Scan 1  La novela que lleva el título de NO PUEDO VIVIR SIN TI, empieza de forma muy trágica.

Es precisamente esa tragedia lo que motiva esta historia. Se desarrolla entre Madrid y la India. Esta imagen es del Fuerte Rojo de Delhi, uno de los espacios donde tiene lugar la narración.

Auténtica tragedia e irrealidad nos acompañan a lo largo de los distintos capítulos. Por mor de la autora podemos escuchar los pensamientos de una de las protagonistas, pensamientos que ayudan a comprender la evolución de una persona a causa de su amargura y desengaño de la vida.

Hay inocentes que se inmolan por amor, pero el destino no las trata de igual manera, tampoco sus creencias son las mismas.

El desenlace, por inesperado no conviene contarlo, perdería su sorpresa.

En mi anterior novela podemos decir que todo acaba bien y no descubrimos nada, pero de «No quiero vivir sin ti», no podemos emitir ningún juicio, sin estropear todo el argumento.

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