Uno de mis jóvenes personajes femeninos, Carmen, se enamoró en Caralvalle del que consideraba su mejor amigo, sin ser muy consciente de la clase de sentimientos que había despertado en ella aquel chico tan divertido e inteligente.

Ya en su colegio piensa en él con mucha frecuencia, sabe que no lo volverá a ver hasta que acabe el curso, y siente una cosa que tampoco identifica, pero nosotros sabemos que se parece mucho a la nostalgia.

Él les ha asegurado este verano que siempre estaría dispuesto a ayudarles cuando lo necesitasen. Se lo dijo a los cuatro, pero la joven piensa que era un mensaje dirigido a ella.

Tienen algunos problemas y sienten que lo necesitan, pero él no está ahí. Y sin embargo, es cierto que no los ha abandonado, que está muy cerca.

Más tarde lo comprenderá. ¡Nunca se ha alejado de ella!